martes, marzo 15, 2005

Yo fui el que te perdí

Martes, una gran necesidad de escribir me ha invadido. Quizá fue la repentina aparición de mi ventana al mundo, quizá es porque te estoy extrañando como nunca. . . .

"Durante los primeros días sentí que tu adiós era pasajero, que quizá, como en otras ocasiones, regresarías para remediar las cosas. Así estabamos impuestos, a pelear y reconciliar. . . . . . .
La verdad es que yo creí que todo se arreglaría; quizá fue por eso que sufrí tanto al ver pasar los días, al ir cambiando el sentimiento de seguridad por un miedo a perderte definitivamente. Al principio cada día que pasaba era un día menos que faltaba para verte de nuevo. . . pero con el paso del tiempo, cada día que quedaba atrás se convertía en un verdadero tormento.

Poco a poco mi esperanza fue enfermando, y cada minuto que pasaba empeoraba hasta el punto de la agonía. Al principio traté de ayudarla, traté de reanimarla con dosis profundas de aliento e ilusiones. . . todo fue inutil.
Y un día, sin que me diera cuenta, repentinamente mi esperanza expiró. Ese día comprendí que ya no volverías.

Pase noches muy largas y días aún más largos; actuaba con desgano, sin ilusiones, como un cadaver andando. . . . . un cuerpo sin vida, sin propósitos y sin sueños, todo eso tu partida lo había matado.

No te culpo, se que fui yo quien no te supo cuidar, quien no te dio tu lugar pero, sobre todo, quien olvido lo valiosa que eras. . . . .y vaya que valías mucho.

Nunca pensé que te irías, nunca pensé que tendría que vivir mi vida sin ti a mi lado. Quizá eso fue lo que te alejo de mi, me sentía seguro de tu compañía, sentía que ya no te irías y me olvide de conquistarte continuamente como solía hacerlo.

Ahora quizá estarás en brazos de alguien más, de alguien que te valore, que te aprecie, que te de tu lugar. . . . . . o quizá en brazos de alguien que simplemente te ayude a olvidarte de mi más rapidamente. . . . . . ¿ya me olvidaste?

¿Ya olvidaste las rosas, las cartas, los besos, los abrazos? ¿ya olvidaste las serenatas al pie de tu ventana, los continuos 'Te amo', los susurros en tu oido?. . . . . . . . no creo que lo hayas olvidado, pero seguramente que puedes vivir sin ello.

Y pensar que todo lo que me pedías era un poco de mi tiempo. . . . . . . . . . lo arruine, lo se. Y es algo con lo que tendré que vivir el resto de mis días.

¿Buscar a alguien más para olvidarte? No lo creo, prefiero sufrir la pena de vivir extrañandote, que buscarte en alguien más.

Nuestro tiempo juntos fue bello, pero solo eso fue: tiempo. El amor que nos tuvimos solo en mi ha permanecido; aqui sigo aún amandote, preguntándome cuanto tiempo más tendré que soportar el dolor de tu ausencia.
Te he escrito 81 cartas, todas distintas, todas con la esperanza de que algún día puedas leerlas. Pero si las leyerás todas hallarías en todas algo en común: en cada una de ellas dice cuanto te extraño, cuanto he sufrido desde que te fuiste y cuanto amor tengo para darte. . . ¿lo quieres?

El tiempo no es más que una excusa, y la vida es un gran pretexto. . . . . . . . mi amor por ti es eterno pues el tiempo no lo ha vencido y estoy seguro de que prevalecerá aún después de que se acabe mi vida.

Te amo y siempre de he amarte."


Se que lo leerás, y ni aún asi lo sospecharás. De cualquier modo te amo (Por favor date cuenta, no es necesario que me correspondas, solo que te enteres)