jueves, abril 14, 2005

Extraño todo. . . . . . .

Fumando un cigarro, mirando hacia la nada, sentando en la banca de un parque, solamente sintiendo la brisa en mi rostro y con el periódico como mero adorno. . . . . . . .así me encontré esta tarde al reaccionar, al darme cuenta de que ya no estaba en mi oficina.

Se que hay días en que he estado distraído, pero esta racha vaya que se ha prolongado. . . . paso horas solamente ensimismado, y pensando en todo y a la vez en nada.

Hoy, en la banca, tengo claro en que pienso, pero no quiero aceptarlo. Tengo claro lo que siento, pero me niego a reconocerlo. . . . . hoy estoy pensando en ti, amándote a ti; pero tu no estás conmigo.

Me levanto para dirigirme a casa, y con la tos mi cuerpo me dice que debo dejar de fumar. . . . . . hace tiempo que deje de ponerle atención, pero se que algún día terminará por decirme “te lo advertí”.

Al llegar, la tarde ha evolucionado a noche y ni todas las luces del departamento encendidas pueden comparase con la luz que tu le dabas cuando habitabas en él. . . . . .ahora esta sumido en una profunda oscuridad. Abro la alacena solo para darme cuenta de que el café se ha terminado (debí darme cuenta en la mañana. . . posiblemente estuve distraído como de costumbre), así que decido recostarme un poco antes de darme una reparadora ducha.

Pongo la cabeza en mi almohada cerrando los ojos, al colocar mis manos bajo mi nuca me di cuenta de que el techo necesita pintura. . . . . . . ¿si estuvieras me pedirías que lo pintara? No lo sé.

Me retiro los zapatos usando los pies con la maestría que me caracteriza, y al dejarlos caer recordé las veces que me pedías que no los dejará ahí en el suelo. . . . . . . ¿te habrás ido por eso? no creo, cuando llegabas cansada hacías lo mismo y yo hasta te masajeaba los talones, y vaya que lo disfrutabas.

Si, si te extraño. . . .pero te extraño toda. Extraño tus reclamos y tus apapachos, extraño tus gritos y tus susurros, extraño tus exigencias y tus consentimientos. . . . .extraño todo de ti.

Es tiempo de tomar una ducha, recogeré los zapatos y los pondré en su lugar, la ropa que me quite la pondré en la lavandería y hasta me pondré la pijama que me regalaste. . . . . . haré las cosas tal como cuando estabas aquí. . . . . . . . lo único que faltará será poderte abrazar para poder dormir con un ángel entre mis brazos.


A ti, porque siempre ha sido así

Se que lo leerás, pero nunca lo sospecharás